Toda la vida había oído que el cotilleo y la crítica eran
deporte nacional y, mira por donde, la televisión ha sabido recoger ambas. El
cotilleo desde hace más tiempo, con el famoso Tómbola y derivados, pero ahora
también la crítica, muchas veces sin fundamento, ocupa el prime time. Risto
Megide supo copiar figuras de la televisión de Estados Unidos y aplicar sus
conocimientos publicitarios para hacerse famosillo en el Tú sí que vales; de
hecho, le salió estupendamente, porque hoy en día hay como un grupo de fans
bastante afín que lo consideran una especie de gurú de la comunicación. Pero, la cosa no quedó ahí: ahora raro es el
programa que no tiene a su Risto Mejide. De hecho, hay programas basados en esa
figura, como Pesadilla en la cocina. Por si no estáis al tanto, es un programa
que tiene una finalidad en principio, positiva, que es ir a restaurantes y
bares donde el negocio no va muy bien y decirles qué hacer para que funcione
mejor. El problema, es el método: la crítica absoluta y sin formas, las
prácticas favoritas son gritar y conseguir hacer llorar a los dueños de los
restaurantes. ¿Por qué nos gusta tanto que se critique? ¿Es por lo del deporte
nacional? Quién sabe…