Para
llegar al sábado anterior donde fui al concierto de Pauline en la playa hace
falta remontarse a 20 años antes. A principios de los años dos mil, para una
adolescente como yo, era realmente complicado el acceso a la música: los CDs
costaban tres mil y cuatro mil pesetas, una podía pedir alguno para su cumple o
en navidad pero poco más, Internet aún era de ese que si cogías el teléfono
perdías la conexión y no había demasiada música disponible tampoco así que
escuchaba casi siempre los mismo cuatro discos o grababa en casette desde la radio
(ni que decir tiene lo que ha cambiado la cosa desde entonces y lo mayor que me
estoy sintiendo). En esa época Marcos tuvo la amabilidad de hacerme no solo de
profesor sino también de mentor pasándome sus selecciones en CD, esto abrió un
horizonte nuevo para mí: descubrí el indie. Uno de los primeros discos que me
fascinaron fue precisamente Nada como el hogar de Pauline en la playa, es de
los pocos grupos que me han fascinado desde entonces y tengo toda su
discografía original. Puesto ya el contexto les puedo decir que no me
decepcionaron en absoluto, presentaron el salto con guiños a algunas de las que
son mis preferidas como “Un monstruo” o “Mi bañera” de discos anteriores.
Entre canción y canción se mostraron resueltas y la mar de saladas con sus
comentarios. A pesar que tenía ciática y estuve en un banco al fondo vibré como
les de primera fila, un concierto inolvidable.
Texto locutado para #lalineadelcielo www.lalineadelcielo.com