Para mí los libros siempre habían sido la cuna de la
cultura, un libro era una cosa especial, respetable… y, por consiguiente, quien
escribía un libro era una persona culta y seria con una mente privilegiada.
Parece ser que, como tantas otras cosas, ha cambiado en nuestra sociedad, o
mucha gente tiene hijos y ha plantado árboles ya y se ha puesto las pilas o las
editoriales han visto un tirón en que personajes de la vida pública se
conviertan en escritores. Varios políticos y expolíticos se han apuntado al
tren de escribir, pero, lo que más me preocupa es que Belén Esteban también lo
hace. La famosilla por excelencia que es símbolo de el triunfo sin esfuerzo
hace lo que para mí supone uno de los mayores esfuerzos: escribir un libro.
Robo la frase a mi madre, que, al enterarse que había un libro de Belén Estaba
dijo: "¿se lo habrá escrito alguien, no?" Yo me quedo con ¿hasta dónde llega el
afán de venta? Hace poco decía que no podían dejar tranquilos ni a los
documentales, pues, por lo visto, tampoco los libros se salvan…