Desde tiempos de la Revolución industrial el mercado se ha
ido ampliando para poder seguir al ritmo de producción: pronto se dieron cuenta
que subir el sueldo a los trabajadores de las fábricas era positivo porque así
compraban los productos que producían. Una vez estaban todos los adultos
consumiendo fue el momento de los adolescentes. Ahora las películas y los
dibujos animados recaudan más dinero con la ropa de sus muñequitos que con las
entradas o los derechos. El mercado de la cosmética también ha sabido adaptarse
estupendamente: cuando copó el mercado de mujeres fue el momento de decir a los
hombres que también era importante que ellos tuvieran la piel suave y se
depilaran. Pero, no contentos con esto, ahora están abriendo pequeños spas para
niñas donde les hacen la manicura, pedicura, mascarillas… Creo que de cuando en
cuando es interesante parar, pensar y decidir qué consumimos porque si no lo
hacemos, el mercado lo hará por nosotros.
Texto redactado para el programa radiofónico La línea del cielo www.lalineadelcielo.com